Ayer se cumplió una semana que regresé de las mejores vacaciones que he tenido en mi vida. Tuve la oportunidad de poder viajar y conocer una gran ciudad en el mundo, reconocida por sus enormes rascacielos y su diversidad entre sus habitantes. Si, ¡¡estuve en
Nueva York!!
Mi plan originalmente era estar una semana y disfrutar al máximo cada día para vagar y aventurarme a lo desconocido, porque fui yo solo, y aunque me recibió y me dejó quedarme en su casa un amigo que vive allá, la mayor parte del tiempo la pasé solo caminando por las calles... descubriendo, conviviendo y disfrutando.
La casa en donde me estuve quedando está en el barrio de Williamsburg, en Brooklyn. Los primeros días y los últimos dos días me la pasé mucho tiempo ahi. Salí a conocer y una vez me perdí, a pesar de tener un buen sentido de la orientación, mismo que al final me ayudó a encontrar el camino de regreso.
Brooklyn no puede ser descrito de una manera específica porque es muy cambiante y diferente en diferentes zonas; algunas son pobres y sucias, mientras que otras estan muy bien cuidadas y hogareñas. Ahí vive la mayoría de la gente trabajadora inmigrante, que se levanta temprano para tomar el metro y llegar a su trabajo todos los días de la semana. Si viviera allá, si escogería un departamento en Brooklyn.
Pero por supuesto, lo mas impactante y emocionante estaba en
Manhattan. Durante la semana siempre me levantaba, me arreglaba, me desayunaba y salia a la estación del metro que mas cerca tenía para emprender mi camino a una atracción diaria que podía visitar gracias al City Pass que compré. Cuando pise por primera vez la isla, me quedé impresionado por la inmensidad y la altura de sus rascacielos. Es impresionante como esos edificios se levantan y forman una armonía en tan magnifica ciudad.
El
Empire State fue una de las atracciones que mas me impactaron. Actualmente el edificio más alto de la ciudad, tiene un observatorio que te deja ver lo hermosa que es la ciudad de Nueva York. Pero que decir de caminar por sus calles... ahí te das cuenta de la diversidad tan grande que hay de personas: americanos, mexicanos, alemanes, canadienses, cubanos, argentinos, venezolanos, australianos, franceses, puerto riqueños, etc., etc. Para donde voltearas podías ver personas de todas nacionalidad, color y estatus social, juntos conviviendo sin ningún problema... o al menos es lo que se aparenta, porque me pude dar cuenta que cada quien está en lo suyo y ve por si mismo. Es una ciudad muy individualista, en la que primero debes ver por ti antes que ver por los demás. Todo se mueve tan rápido que si te distraes por un momento, aunque sea muy pequeño, puede que todo lo que has planeado y formado, se caiga en tan solo unos instantes. Por esa razón, el ambiente es muy personalista allá; sin embargo, eso no le quita lo grandioso.
Otras atracciones a las que tuve oportunidad de ir fueron la
Estatua de la Libertad, el
Puente de Brooklyn,
Central Park, el
Museo de Historia Natural, el
Museo de Arte Moderno (MET),
Top Of The Rock, del Centro Rockefeller, el famosísimo
Times Square, entre muchos otros, que debo decir, no podía creer que estuviera ahí. Caminaba entre tan famosos lugares y se me venían a la cabeza innumerables películas que los muestran. Quedé muy impactado e impresionado por dichas atracciones.
Todo iba de acuerdo al plan, pero al parecer Estados Unidos se emocionó por mi estancia allá que se le ocurrió temblar. No se sintió tan fuerte, pero mucha gente si se sorprendió pues no es algo normal que suceda ahí y no están preparados para una situación de ese estilo. Pero lo que más "arruinó" el viaje, y lo pongo entre comillas porque aún así fue toda una experiencia, fue la llegada del
Huracán Irene. Debo confesar que cuando supe la noticia, si me entró un poco de miedo y nerviosismo por saber que era lo que pasaría, pero al final no sucedió gran cosa en Nueva York... solo mucha lluvia y vientos fuertes que la "azotaron". Como era de esperarse, cancelaron mi vuelo de regreso y tuve que quedarme una semana más... sacrificándome, jajaja. Pues, en parte sí porque el dinero lo tenía bien administrado, pero no quería que se me acabara. Pude reagendar el vuelo de regreso sin costo alguno y aproveché esos últimos días para seguir vagando por la ciudad y trabajar desde casa.
Sin duda alguna, fueron las mejores dos semanas de vacaciones que he tenido. Empezando porque finalmente pude viajar en un avión, y después porque aparte de conocer Nueva York, aprendí muchas cosas estando solo y valiéndome por mi mismo; haciéndome responsable de muchas cosas y sobreviviendo en un lugar que no conocía. Toda una experiencia de vida de la cual me siento muy orgulloso y le doy gracias tanto a mi amigo que me dejó quedarme en su casa, como a esa extraordinaria ciudad que tanto me enseñó.
I Love NY!!
